-
Arquitectos: Ordóñez Cordero Arquitectos
- Área: 8571 m²
-
Fotografías:Bicubik
¿Cómo hacer un proyecto inmobiliario que sea un aporte para el barrio, que se adapte al contexto e integre en su vivienda la naturaleza? ¿Un proyecto donde la gente quiera pasar el tiempo y se sienta orgullosa de vivir ahí? Estas inquietudes fueron las primicias para el desarrollo del proyecto.
Terrazas de la Cerámica es un proyecto de vivienda colectiva que busca adaptarse al contexto implantado. Es un edificio de 3 pisos que mantiene y respeta el contexto. Su ubicación es estratégica al estar al lado de la Ruta Viva y cerca de barrios en crecimiento lo cual permitió pensar en un proyecto que otorgue servicios a su entorno. Habitualmente, los edificios residenciales permanecen vacíos durante todo el día lo cual queríamos evitar. Por esa razón, se plantea un proyecto de usos mixtos (restaurantes, oficinas, farmacia, spa, supermercado, …) que permita el desarrollo de la vida cotidiana a lo largo de todo el día. Al mismo tiempo, la variedad de usos permite a sus habitantes y a la gente del barrio cubrir sus necesidades evitando largos desplazamientos que generen contaminación.
El proyecto se divide en 3 volúmenes programáticos que se relacionan entre sí al interior de los espacios creando un sentido de comunidad. Se plantea reinterpretar el modo de vida de sus habitantes en un edificio de vivienda colectiva que pueda responder de mejor manera a las diferentes necesidades de las personas. Se proponen tipologías de vivienda que se adapten a los actuales cambios de la sociedad, tipologías donde pueda vivir una persona soltera, una pareja o una familia tradicional. La variedad de tipologías es el reflejo de la sociedad y permite la coexistencia de personas de diferentes generaciones y proveniencia.
Al estar ubicado en el valle de Quito, la gente busca vivir cerca de la naturaleza. En este caso, el desafío fue diseñar viviendas que se relacionen con ella. Se construyen en cada departamento amplias terrazas con árboles y vegetación. Estos espacios se han vuelto fundamentales sobre todo en tiempos postpandemia. El disponer de espacio adicional es necesario, espacio donde no exista una actividad programática definida y que permita que el habitante se lo apropie a través del uso que le quiera dar. Por otro lado, estos espacios también sirven como espacios de transición entre la vivienda y el exterior, entre lo público y lo privado. En caso de no poder tener una terraza, se proponen grandes ventanas que miren al horizonte y puedan apreciar el entorno natural.
El proyecto busca integrarse al contexto inmediato relacionándolo con la quebrada Rumihuaico, integrando su vegetación original con el proyecto. La cubierta verde del bloque delantero contiene plantas propias del lugar respetando su flora. Al mismo tiempo, la cubierta mantiene un diseño orgánico y el tiempo será quien irá transformando su vegetación, el crecimiento de los árboles y de las plantas será libre y dependerá de los factores naturales.
Adicionalmente, el proyecto muestra su responsabilidad ambiental al utilizar paneles solares como fuente principal de calentamiento de agua. Se reutilizan las aguas lluvias para el riego de los jardines comunales y privados. Se instalaron parqueaderos eléctricos y se dejaron listas las instalaciones, promoviendo el uso de vehículos eléctricos. Al mismo tiempo, los sistemas tradicionales como los sistemas pasivos permiten un ahorro importante de energía. Se diseñan parasoles para controlar el sol intenso de la tarde y se plantan arboles con hoja no caduca que crean sombra para el interior de los departamentos.
En virtud del programa de usos mixtos y de la conexión con la naturaleza, el proyecto ofrece viviendas que se adaptan a las necesidades de los usuarios, espacios generosos para el desarrollo de la vida en comunidad y servicios para los habitantes del barrio.